Huérfano desde que era bebé, con abuela esquizofrénica, quedó a cargo de una tía

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En su lecho de muerte, una joven madre de Rivadavia Banda Norte escribió una carta a una tía para que se hiciera cargo de su bebito de 1 año. Sus deseos se cumplieron de inmediato, aunque sin aval legal para continuar con una vida ordenada. Ahora, a instancias de la Defensa Pública; esta mamá del corazón logró que le otorgaran la tutela del niño huérfano.
La Defensora Oficial Civil N° 2, Zulema Guerrero, logró que el Juzgado de 1era Instancia en lo Civil, de Personas y Familias N° 1, a cargo de la magistrada Inés Villa Nougués, designara como tutora de su sobrino nieto a la mujer que acogió al niño cuando su joven madre murió de leucemia aguda.
El chiquito tenía 1 año cuando su mamá supo que finalmente moriría. Por entonces la joven de 20 años luchaba contra una leucemia. Había sido trasladada desde el interior provincial hasta esta ciudad Capital y desde aquí a Buenos Aires en donde obtuvo un permiso para regresar a Salta a visitar a su pequeño hijo mientras esperaba por un trasplante de médula ósea.
Estando aquí se descompensó, razón por la cual fue internada de urgencia en un hospital local. Allí la muchacha escribió una carta a una tía abuela, hermana de su madre, pidiéndole que cuando muriera ella se hiciera cargo de la crianza de su hijo ya que su abuela materna es una persona esquizofrénica que no podría cumplir con ese pedido.
El niño no había sido reconocido por su padre y, de hecho, no habían certezas al respecto de quién podría ser. De todos modos, el hombre del que se especulaba que podría haber sido el progenitor también había muerto y el chiquito quedó huérfano apenas siendo un bebé.
Así fue como la mujer que finalmente obtuvo su tutela lo acogió en su casa y lo crió como si el menor realmente fuera parte del núcleo familiar primario. De los informes practicados en el domicilio en el que habita el niño se desprende que él llama mamá y papá a sus tíos abuelos y que considera que sus 6 primos –todos más grandes que él- son sus hermanos.
Claro que a medida que el niño fue creciendo, la carencia de documentación respaldatoria fue complicando los trámites usuales de la vida diaria como lo son la inscripción para la escuela primaria y los controles médicos.
Esa fue la razón por la cual la mujer recurrió a la justicia: el chiquito ya tiene 7 años y necesita continuar con su vida cívica aunque, sin tutela, no puede hacerlo de forma legal.
Finalmente, y a instancias de la Defensora Guerrero la situación se resolvió favorablemente. Al respecto, la jueza interviniente señaló en su sentencia que este tipo de decisiones deben inspirarse primordialmente en el interés superior del niño y que, en efecto, la tía abuela que había solicitado la tutela es una referente afectiva importante para su sobrino, razón por la cual correspondía consolidar de forma legal la situación existente de hecho.