Lo condenaron a 11 años de prisión efectiva por violar a su hijastra y a una sobrina

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El hombre tiene más de 60 años y era reconocido por ofrecerse como curandero en Vaqueros. Durante el juicio quedó probado que abusó sexualmente y de forma continuada de su hijastra – mientras esta era apenas una niña – y, luego, de una sobrina a quien sometió durante la adolescencia.

La Defensora Oficial para Víctimas de Violencia Familiar y de Género N.º 2, Liza Medrano, logró que el Tribunal de Juicio Sala VII, a cargo del juez Francisco Mascarello, condenara a un hombre a 11 años de prisión efectiva, por encontrarlo responsable de reiterados ataques sexuales perpetrados en contra de su hijastra y de una sobrina.
Los delitos por los cuales lo juzgaron son 3: abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la guarda; abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y estupro agravado.
Es que, según se reveló durante el juicio; dos adolescentes de 17 y 18 años respectivamente, denunciaron haber sido violadas; una desde los 5 hasta los 8 años de edad, y la otra desde los 15 años en adelante.
Ambas sindicaron como responsable al padrastro de la mayor de ellas que, a su vez, es tío de la otra joven. El hombre es una persona popular en Vaqueros, conocido como curandero y supuesto guía chamánico.
Una de las víctimas es hijastra del violador y fue sometida por él durante su infancia, en medio de múltiples manipulaciones y un marcado aislamiento de su entorno familiar y afectivo. Tanto así que, cuando la joven logró contarle a su madre lo que le estaba sucediendo, la mujer descreyó su relato, generando que la chica guardara el secreto durante muchos años.
La otra es prima de la primera víctima y llegó a vivir con quien luego la sometió durante la adolescencia, en medio de una crisis familiar que el hombre aprovechó para manipularla y aislarla también. A ella la engañó hasta hacerla creer que algunas de las cosas que le sucedían eran manifestaciones de un karma que debía purgar manteniendo relaciones sexuales con él para compensar errores que había cometido en vidas pasadas y que la predestinaban a morir cuando alcanzara los 18 años de edad.
Engañadas las dos, siendo una niña y la otra joven, conviviendo con el abusador, una sin contención de su propia madre y la otra separada de la suya mediante intrigas y resentimientos, habiendo compartido sus martirios en un contexto de confianza y confidencialidad de primas y encontrando contención y reacción en la progenitora de una de ellas; es que la situación fue denunciada y así se inició el proceso penal por el cual una de las jóvenes fue asistida por la defensora oficial especializada, Liza Medrano, quien se encuentra a la espera de los fundamentos que – según anticipó – se conocerán el martes 27 de este mes.